El SHM (Structural Health Monitoring), o Monitorización de la Salud Estructural, es un proceso que implica la observación y análisis continuo, a lo largo del tiempo, de una estructura, o un componente de la misma, para detectar cualquier variación en sus características (en nuestro caso físicas) que pueda indicar su degradación. Utilizando una variedad de sensores (acelerómetros, galgas extensiométricas, sensores de temperatura y humedad, etc.) y tecnologías avanzadas, el SHM permite identificar daños, localizar su posición, determinar su tipo y extensión, y estimar la vida útil restante de la estructura.

Este enfoque proactivo facilita la toma de decisiones informadas sobre el mantenimiento y operación de infraestructuras críticas, como puentes, edificios y represas, asegurando su seguridad y funcionalidad a largo plazo.